CHICOS AGRESIVOS: CÓMO AYUDARLOS?


Es el desvelo de muchos papás: un hijo que muerde, patea, rasguña, tira del pelo, pega o insulta. Con la inevitable consecuencia de que sus compañeros lo dejan de lado, no lo invitan a jugar o lo excluyen de los cumpleaños.
Los caprichos son normales en la etapa preescolar, pero no la agresión.
Herir al otro, ya sea a través de palabras o de actos de violencia, es una reacción ante circunstancias del ámbito familiar, social. Siempre tiene que ver con la falta de límites y búsqueda de atención, con una represión excesiva o con la absorción de la agresión en la casa.
Detrás de toda agresión hay enojo, frustración y la necesidad de concretar una descarga que no se puede canalizar adecuadamente.

¿Qué cosas le están afectando?

El primer paso es identificar las actitudes hostiles del niño, hacia quienes van dirigidas y con qué frecuencia se producen. La agresión del niño en edad preescolar suele ser masiva, es decir, que irrumpe instintivamente, sin control y de manera indiscriminada. Responde a un tipo de comportamiento aprendido y como tal se puede modificar si se detecta el origen y se trabaja en la solución del problema.

Ni los gritos, ni el castigo físico son aconsejables para frenar las hostilidades, porque sus efectos son generalmente negativos.
Es importante un cambio de actitud de los papás. Si descubren que sus hijos actúan agresivamente por falta de límites, deben comenzar paulatinamente a ser más firmes y menos permisivos, revisar cantidad y calidad de momentos compartidos con él, así como prestar especial atención a factores externos como televisión, revistas, amistades y familiares que puedan estar generando la agresividad del pequeño.

"No olvidemos que los niños no son adultos en miniatura, sino seres humanos en formación"

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