El niño que juega investiga

y necesita cumplir una experiencia total que debe respetarse. Su mundo es rico, cambiante e incluye interjuegos permanentes de fantasía y realidad. Si el adulto interfiere e irrumpe en su actividad lúdica puede perturbar el desarrollo de la experiencia decisiva que el niño realiza al jugar.
No son muchos los juguetes que necesita para esta actividad; por el contrario si son demasiados pueden trabarlo y confundirlo en sus experiencias.
Tampoco precisa grandes espacios, pero sí un ámbito propio del que se sienta dueño.

Tazas, platos,

ollas, sartenes, cubiertos, sirven para recibir y dar alimentos. Esta experiencia de alimentar y ser alimentado condensa también experiencias de pérdida y recuperación.
A los dos años aproximadamente, comienzan a interesarle los recipientes, que utiliza para trasvasar sustancias de un lugar a otro. Esta actividad lúdica espera y necesita la enseñanza del control de esfínteres, es decir, adquirir la capacidad de entregar a voluntad los contenidos del cuerpo.
Desde muy pequeño,
la imagen que aparece y desaparece ha ocupado su vida mental. El hecho de que la imagen -tanto la externa como la propia- sea fugitiva, lo angustia. Pero alrededor de los dos años descubre cómo recrearla y retenerla mediante dibujos, y de este modo disminuye la angustia. Comienza el niño a explorar su cuerpo, para interesarse luego en los objetos inanimados; también cuando dibuja, es el cuerpo su primer interés.
La casa, que lo simboliza, será luego el objeto central de sus paisajes.
Todos aquellos juguetes que por su sencillez facilitan la proyección de fantasías son los que tendrán más posibilidades de ayudarlo en la función específica del juego, que es la de elaborar situaciones traumáticas.

HOLA PRIMAVERA!!


VINCULO MAMA-BEBE II


En un magazine me convocaron para exponer sobre este tema tan hermoso y pilar de todo el futuro desarrollo de ese niño. Transcribo el texto que se emitió.
Es imprescindible que la piel de la mamá esté en contacto con la piel del bebé desde los primeros momentos, lo que prepara al niño para un buen desarrollo. Luego del nacimiento mamá y bebé comienzan a reconocerse, aunque ese bebé ya sabe mucho acerca de ella, puede reconocer el ritmo de su corazón al que se habituó durante los nueve meses.
Mamá y bebé se miran, se huelen, se escuchan, se comunican en el cuerpo a cuerpo. Todas estas experiencias van configurando en la mente del bebé la imagen de la madre.
La pérdida de la experiencia de estar dentro del vientre materno se compensa con un buen contacto físico. La carencia de esta relación puede traer diferentes trastornos. El bebé se acomoda en los brazos de su mamá como estuvo antes en su vientre, busca en sus brazos ese mismo calor. Capta enseguida una postura rígida de la mamá poniéndose él mismo rígido, no se puede relajar. Aunque el cuerpo del bebé es frágil su mente no lo es.
Es muy importante abrazarlo. Algo muy interesante es que el sentido más desarrollado al nacer es el tacto. Cuando la mamá toca a su bebé le dice que él está allí y allí también ella para cuidarlo. La piel es un espacio vital de comunicación.

Es importante entonces contenerlo, hablarle, sonreirle, mirarlo a los ojos. La mamá resignifica la mirada del bebé a partir de su propia mirada. Qué ve el bebé cuando mira el rostro de su madre? Se ve a sí mismo, la mamá es su espejo, se siente reflejado en la mirada de su madre. Todo le irá brindando su propia identidad.

El llanto también es un modo de contacto, no hay que desestimarlo. Los bebés lloran generalmente por algo que les produce malestar: sueño, hambre, o la falta de contacto físico con su madre. Hay estudios que aseguran que aseguran que al dejar de atender el llanto del bebé durante algunos minutos algo profundo se va quebrando en él, la confianza en su entorno.

El juego es otra vía de contacto con la mamá. Ella paulatinamente comienza a jugar con el bebé para que él pueda introducir su propia manera de jugar; va introduciendo pequeñas experiencias de frustración, tiempos de espera, distancias, de esta manera el bebé de a poco se irá descubriendo como un ser diferente de su mamá. Para poder jugar solo, primero mamá tiene que estar presente. En otro post hablé de esa primer experiencia lúdica a partir del cuarto mes: jugar a las escondidas, en ella va elaborando la angustia de separación respecto de su mamá, aparece tras ;la sábana y vuelve aparecer. También juega con sus ojos:a cerrarlos y abrirlos.

Estoy hablando hoy del vínculo mamá-bebé, pero es fundamental decir que el lugar del padre es tan importante en la vida del bebé como el de la madre; pese a que el primer vínculo de apego es el materno. Será tarea de la mamá poder ir dejando espacio para que el padre aparezca en escena y sea también protagonista de la crianza. Encontrar al padre no sólo significa poder separarse de esa relación simbiótica que se da en un primer momento con la mamá sino el comienzo del camino para hallar una fuente de identificación masculina.

REPASEMOS ALGUNAS SUGERENCIAS:

Contenerlo, abrazarlo, acariciarlo, hacerle pequeños masajes enriquece el vínculo y es muy relajante; mirarlo y sonreirle, el bebé puede sentirse unido a vos simplemente por la mirada; hablarle.

Tengamos en cuenta que mientras estamos cuidando de él recibimos mensajes a través de todos sus sentidos. El bebé nos habla constantemente, pero nos habla desde la manera que puede hacerlo según el estadio de su evolución.

Nadie mejor que la mamá sabe lo que su bebé necesita.

De la calidad de estos vínculos depende en gran parte el desarrollo del bebé y de ese futuro niño.

Educar es un acto de amor


A los maestros de vocación de nuestro extenso territorio que asumen el difícil compromiso de formar seres libres y pensantes,
al incomparable rol de los maestros de escuelas rurales que enseñan de corazón.
A todos ellos Feliz día del Maestro!
Educar es un acto de amor,
la generosidad, el compromiso, la vocación, son actos de amor; sobre el amor se sostiene todo: la verdad, la justicia y la paz.