MI HIJO ES TÍMIDO



La timidez es un trastorno de conducta que se caracteriza por presentar dificultades en el establecimiento de relaciones interpersonales. Generalmente en el niño tímido existe un excesivo respeto por la autoridad y un intenso apego a una o más personas de su intimidad.

LAS CAUSAS

...de la timidez son diversas. Pueden encontrarse en la familia, si los padres son perfeccionistas y el niño se cría en un ambiente de mucha exigencia y teme hacer cosas por su cuenta porque siente que nunca estará a la altura de lo que ellos esperan de él. Otros posibles disparadores son papás sobreprotectores, desatentos, que llevan poca vida social.
La timidez también se da en el chico que ha pasado por una situación traumática, por maltrato físico o psicológico, que vivió tensiones variadas o atraviesa un cuadro de carencia afectiva.

RADIOGRAFÍA DE UN CHICO TÍMIDO

-Se mantiene fuera de los grupos de su edad, prefiere estar solo, se aparta.
-Se siente inseguro e inferior a sus pares.
-Habla poco, aunque tenga un buen vocabulario, y suele hacerlo en voz baja.
-Tiene miedo a las personas extrañas, a los lugares y a las cosas desconocidas.
-Es más serio que los niños de su edad.
-Parece sentirse mejor con los adultos que con los niños.
-Como le cuesta jugar con otros niños, se crea un mundo propio imaginario, se abstrae y aísla.
-Es pasivo y no se defiende de la agresión de los pares.
-Se ubica como observador.
-No genera problemas diciplinarios ni pide ayuda.
-Tiende a mantenerse en posiciones subordinadas.
-Suele ser sumiso y obediente.
-Presenta dificultad para expresar sus emociones.

Cuando la timidez es muy acentuada, esto interfiere en el desarrollo y en la socialización del niño, es importante en éste caso realizar una consulta psicológica.

COMO AYUDARLO...

Es importante modificar factores familiares que provocan la timidez, estimular su socialización, que participe de actividades donde pueda expresarse. Reforzar los aspectos positivos de su conducta para mejorar su autoestima y seguridad afectiva.

Se aconseja enseñarle hábitos sociales, introducirlo de a poco en situaciones nuevas. No remarcar su timidez, forjar una relación de confianza, ayudarlo a que no se aísle de otros niños y apoyar las actividades en las que pueda sobresalir.

Los cambios son graduales y no hay que presionarlo. Y lo más importante: "Lo peor que se le puede hacer a un niño tímido es forzarlo a hacer algo que no quiere".

CHICOS HIPERACTIVOS























"NO ESTÁ QUIETO NI UN SEGUNDO": HAY QUE PREOCUPARSE? O TOMARLO COMO PARTE DE UNA ETAPA EVOLUTIVA?

Para ayudar a los niños hiperactivos, hay que evitar hiperestimularlos y enseñarles a alternan períodos de actividad, de descarga, con otros de tranquilidad. La idea es que aprendan a pasar solos de un tiempo a otro.
También es preciso que los padres establezcan los límites con claridad. Si se impone una norma, hay que cumplirla siempre. Esto los ayuda a reconocer los límites, a saber qué pueden y qué no.

Es frecuente escuchar a mamás contar que "ya en la panza" sus hijos eran muy movedizos, como una forma de explicar o justificar la imposibilidad de tranquilizarlos no sólo a la hor del juego sino durante rutinas cotidianas como sentarse a la mesa para comer..y otras situaciones.

MOMENTO DE LOGROS

El período que se extiende entre lo dos y los cinco años está caracterizado por el logro del dominio completo de la marcha y por un notable progreso en el desarrollo de equilibrio, de la coordinación motriz gruesa y en el manejo del espacio, junto con el control de esfínteres.
En el terreno emocional, en tanto, los chicos hacen un progresivo desprendimiento de los padres y reafirman su autonomía a través de la oposición. Esta etapa evolutiva implica cierto grado de hiperactividad normal, vinculada con la ejercitación de la motricidad y el goce de las conquistas adquiridas.

EL ROL DE LOS ADULTOS

Está bastante extendida la idea de que si los chicos son inquietos es preferible mantenerlos ocupados. Sin embargo, es preciso enseñarles a alternar períodos de actividad con períodos de reposo y ayudarlos a enfocarse en algo en particular. Por eemplo si un chico tiene capacidad para la música ayudarlo a orientarse en esa dirección y hacia ua multipicidadde habilidades.

Pueden producirse algunas crisis de desarrollo a partir de acontecimientos -como mudanzas, enfermedades, divorcios...- que pueden desencadenar hiperactividad en niños con tendencia a ella. La forma en que los adultos responden, el estilo de relaciones y los conflictos familiares contribuyen a detonar conducats que, en otras circunstancias, no aparecerían o serían moderadas.
Cóm diferenciar una hiperactividad patrimonio de lo evolutivo o de carácter, de una patología? En éste punto habrá que tener en cuenta si el niño tiene dificultades para interactuar con sus pares, si no se adapta a las situaciones grupales mínimamente regladas, si no acepta las consignas e indicaciones de los adultos o si están interferidos los procesos de aprendizaje esperables.
El despliegue motor disfuncional, incansable o incontrolable no es, en sí mismo, más que un síntoma que puede formar parte de varios cuadros clínicos (como retrasos del desarrollo por síndromes genéticos, emfermedades neurológicas). El movimiento excesivo también se presenta en el Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH).
Como suelen ocurrir con muchos otros temas que pueden preocupar a los padres, en ése caso es importante evaluar si la conducta que el niño muestra es síntoma de otra cosa, no medir su nivel de actividad, cuánto se mueve el chico. Y ante todo consultar con un especialista.

ABORDAJES DEL DÉFICIT ATENCIONAL

El D. A., no es de fácil diagnóstico, se requiere de un abordaje multidisciplinario, donde se tengan en cuenta las conductas que el individuo muestra en los diferentes ámbitos en los que se desempeña. Esto se logra con entrevistas personales, informes familiares, docentes, del ámbito laboral. Se deben también analizar los antecedentes evolutivos, los exámenes físico, psíquico, psicopedagógico y neurológico, realizado por el especialista de cada área.

De acuerdo a estas observaciones hechas al probable sujeto con D.A., el profesional a cargo del caso, determinará las estrategias de acción y el tratamiento pertinente.

Es importante destacar que lo ideal es que un solo profesional coordine las tareas de los otros profesionales, de la escuela y de la familia.

Observación e informes:

Los ámbitos en que se mueve el niño o adulto con sospecha de padecer D.A. , son muy buenos informantes respecto de la forma de actuar de estas personas.

Habría que tener en cuenta que las conductas a observar deben aparecer reiteradamente, durante bastante tiempo y no en forma aislada y casual. En general se habla de 6 meses como mínimo, porque problemas de distracción tenemos todos, relacionadas con situaciones emocionales, preocupaciones, cansancio, etc, que no se deben confundir con D.A.

También es interesante observar, en qué momentos aparece la distractibilidad, qué ocurre con el grupo familiar, en el ámbito laboral, en el aula, en la institución.

Observación desde la familia:

Los datos necesarios para conocer el comportamiento del sujeto dentro del grupo familiar estará a cargo del profesional coordinador.

Algunos profesionales tienen una guía ya confeccionada con las preguntas que consideran más importantes y las envían para que los padres la contesten y la devuelvan al profesional que la entregó. Recabar de esta manera los datos limita al profesional en la apreciación de las respuestas, porque en un listado escrito se pierde los gestos, las emociones, las miradas y no existe la posibilidad de re-pregunta o la profundización de algo que aparecería como significativo, por lo cual es muy importate la entrevista personal.

La guía debe tener una historia familiar y de desarrollo madurativo. Para investigar la presencia del D.A. se sugieren las siguientes preguntas:

Descripción del grupo y sus relaciones:

. Participación en las tareas escolares: ¿quién, cómo, dónde. etc.?
. A quién se le pide permiso. ¿Por qué?
. ¿Quién ayuda a organizar las actividades?
. ¿Cuándo se lo ve bien en casa?
. ¿Cuándo se lo ve mal en casa?
. ¿Cómo reacciona la familia ante los fracasos?
. ¿Cómo controlan los horarios?
. ¿Cómo se maneja con el dinero?
. ¿Con quién comparte el cuarto?
. ¿Qué tareas de casa comparte?
. ¿Qué le gusta hacer en la casa?
. ¿Qué no le gusta hacer en casa?
. ¿Cómo está su cuarto?
. ¿Cómo está su placard?
. ¿Cómo está su ropa?
. ¿Cómo están sus juegos?
. ¿Le cuesta tomar decisiones?
. ¿A quién le pide ayuda?
. ¿Cómo se enteran de la actividad escolar?
. ¿Conoce sus horarios?
. ¿ Conoce a sus compañeros y docentes?
. ¿Tiene los teléfonos de sus compañeros?
. ¿Tiene amigos?
. ¿La familia los conoce?
. ¿Qué le gusta de la escuela?
. ¿Qué no le gusta de la escuela?
. ¿Se levanta bien para ir a la escuela?

Observación desde la escuela y el aula:

A pesar de preferir la entrevista personal , no siempre es posible , por cual para hacer la observación desde la escuela, sería interesante tener algunas planillas preparadas. Los docentes de esta forma, no tendrían gran recargo de tarea, se les facilitarían los datos a observar y se unificaría el criterio de información cuando el chico tiene muchos docentes.

A continuación se dan ejmplos de las observaciones que deberían figurar:

. ¿Sale sin permiso?
. ¿Molesta a sus compañeros?
. ¿Es muy charlatán?
. ¿Pierde cosas?
. ¿No termina de copiar sus tareas?
. ¿Tiene dificultad en organizar sus pertenencias?
. ¿Tiene dificultad en planificar las actividades?
. ¿Tiene dificultad en el manejo del tiempo?
. ¿Pierde la calma?
. ¿Discute con pares y adultos?
. ¿Se aisla?
. ¿Se disculpa excesivamente?
. ¿No puede medir la gravedad de sus actos?
. ¿No presta atención a las reglas sociales?
. ¿Reacciona rudamente ante hechos menores?
. ¿Es pasivo y sumiso?
. ¿Está alejado del resto?
. ¿Dificultades al escribir?
. ¿Dificultades al escuchar?
. ¿Tiene dificultades específicas en lenguaje y /o matemáticas?

También se debe observar las dificultades académicas con la mayor precisión posible.

Las particularidades de la conducta de las personas con D.A., en general, aparece en todos los ámbitos. Pero cuando esto no sucede en determinado contexto , merece tomarse tomar en cuenta en qué lugares, momentos o tipos de tarea acontece, para utilizarlo como apoyo durante el tratamiento.

La particularidad que tiene la presentación del síntoma en lugares o momentos determinados aclarará cuales son las condiciones contextuales que provocan la aparición de la conducta disarmónica.

Autoestima:

En el diagnóstico es importante evaluar el nivel de autoestima porque nos va dar datos sobre compromiso emocional del cuadro.

En general la autoestima no es observable por si misma, pero hay conductas que muestran como está funcionando. Si la persona tiene la suya alta mostrará formas de actuar seguras, sin temor a equivocarse, sin dar excusas, sin mentir y sin retraerse. En cambio si su auto- evaluación es deficiente , su comportamiento se teñirá con el enojo propio de no ser como se espera, tal vez agresivamente, tal vez con depresión o con inseguridad manifiesta , encubierta en la timidez.

Los sujetos con D.A. tienen su autoestima baja, muestran como consecuencia de esto algunas de las siguientes conductas:

. Retraimiento
. Desafío
. Enojo sin causa aparente
. Imposibilidad de relacionarse
. Dejar de hacer cosas
. Decir no puedo
. No tener cuidado físico
. Ser líder negativo

EL DÉFICIT DE ATENCIÓN

"Son un torbellino de palabras, movimientos e impulsos"
El D.A. es un problema que obedece a causas no evidentes, que se confunde con mala educación, caprichos, falta de límites, no tiene características particulares y tampoco duele, pero constituye una de las principales causas de consulta. Entre el 5 y el 10 % de la población lo sufre.Generalmente se revela cuando se ingresa a la escolaridad, incluso a jardín, porque las normas a cumplir se vuelven más restringidas. Son niños que se muevan más que los otros compañeros, son más rebeldes, más desprolijos, olvidan o pierden cosas, o están como ausentes. También suelen presentar conductas impulsivas que les acarrea dificultades de adaptación social porque pelean con los compañeros o contestan antes de escuchar toda la consigna o la pregunta.

CARACTERÍSTICAS DEL DÉFICIT DE ATENCIÓN
Los síntomas más comunes:

Distractibilidad: no están atentos a lo que sucede en el medio.
Dificultad para concentrarse: no terminan lo que empiezan, cambian de una actividad a otra dejando o abandonando tareas que abordaron con entusiasmo.
Hiperactividad: tienen dificultad en permanecer quietos, sentados, el sueño está alterado, a veces sufre de sonambulismo.
Impulsividad: tienen baja tolerancia a la frustración, actúan antes de pensar, tienen dificultad de anticipación para las acciones, lo cual provoca desorganización en el pensamiento y en la actividad.
Los casos con hiperactividad son detectados con mayor facilidad que los que son solamente inatentos. Estos últimos corren el riesgo de ser evaluados como poco inteligentes debido a su bajo rendimiento, lo cual les acarrea múltiples conflictos personales.
Las personas que tienen D.A con o sin hiperactividad, son generalmente de inteligencia normal o superior, pero por fallas en la organización y en la planificación de la conducta, y en las dificultades de prestar atención, obtienen logros inferiores a los esperados. Si esta dificultad no es atendida causará problemas conductuales y académicos que a la larga o a la corta se complicará con un sentimiento de desvalorización, de baja autoestima, con el consabido "no puedo" que tanto aflige a los padres.
En algunos casos y especialmente en la adolescencia esta dificultad se nota porque presenta conductas oposicionistas, dificultades escolares, desorganización en sus pertenencias y en sus actividades.
ALTERNATIVA EDUCATIVA
Aunque la mayoría de los chicos con este trastorno se adapta a la escuela si realiza un tratamiento, generalmente necesitan docentes que desarrollen estrategias que les faciliten ejercitarse en la observación de su entorno. Buenos métodos de enseñanza con ayuda visual o instrucciones escritas sobre cómo concentrarse, permiten superar la barrera de la dificultad que tienen los niños hiperactivos para escuchar.

VIDA COTIDIANA: el 13 % de los alumnos de la Capital fueron golpeados por sus padres. PEGARLES a los CHICOS es un MAL HÁBITO extendido en la Argentina




Frases. Palabras de chicos de distintos países que denuncian, sin intención y con la honestidad frontal de los primeros años, un problema que afecta a la mayoría de los chicos y adolescentes del globo: la naturalización del castigo físico y emocional durante la crianza, justificado como medida disciplinaria por padres y educadores en la mayoría de los casos y, aunque en distintos grados, todavía tolerado por las leyes en el 90% de las naciones del mundo, Argentina incluída.

Un chirlo. Un cachetazo. Un zamarreo. Un tirón de pelo. Una patada. Una paliza. Un golpe con el zapato... O con el cinto. De un chirlo a un cintazo hay, sin duda, un abismo de diferencia, pero el parentezco es inevitable: son expresiones de violencia, maneras de agredir físicamente a alguien que un adulto razonable y civilizado jamás usaría contra otro adulto, pero que, sin embargo, muchísimos "grandes" utilizan para ¿educar? a sus hijos.

Es difícil encontrar, en el país, datos que dimensionen esta problemática, que en general ocurre a la sombra de la intimidad familiar. Pero algunos estudios y organizaciones empiezan a alumbrar el tema. Es el caso de un flamante informe del Programa de Investigación en Infancia Maltratada de la Facultad de Filosofía de la UBA: "Hicimos un estudio en la Capital y arrojó que el 13% de los chicos sufre maltrato físico en su hogar. Habíamos hecho un relevamiento similar hace diez años y encontramos que los casos crecieron un 36%, cifra que trepa al 110% si analizamos sólo el nivel inicial", advierte Inés Bringiotti, a cargo del Programa.

Maestros de 64 escuelas estatales (entre primarios, jardines y especiales), a cargo de un total de 42.000 alumnos de entre 1 y 5 años, informaron a los investigadores sobre las situaciones de maltrato que observaban en sus aulas. "Detectamos 1.590 chicos con signos de maltrato (el 66%, varones). Y nos llamó mucho la atención el abandono emocional (19%) y físico (24%) por parte de la familia: no hablamos de casos con urgencias socio-económicas sino de familias que no atienden al chico por negligencia, porque no tienen incorporado el cuidado", aclara Bringiotti, que en un trabajo anterior entre chicos de hasta 15 años de Capital y GBA había encontrado que el maltrato alcanzaba al 18% de la muestra.

Otro estudio realizado en el 2000 entre universitarios de Capital y de Córdoba arrojó que el 45% de los estudiantes de Buenos Aires y el 65% de los cordobeses reconocían haber recibido castigos físicos en la infancia. "Pegarles a los chicos es un hábito extendido. Hasta la legislación permite un castigo correctivo leve, porque supone que el chico nació torcido y hay que enderezarlo. Es una barbaridad. El niño tiene que tener un límite y una sanción, pero el vehículo para establecer el límite debe ser la palabra. Pegar es criar en una modalidad represiva que supone la aceptación del golpe", dice el doctor Norberto Garrote, jefe de la Unidad de Violencia y Maltrato Infantil del Hospital Elizalde.

Datos valiosos sobre esta problemática aporta la ONG Save The Children. "Nosotros distinguimos entre castigo, maltrato y abuso. Llamamos castigo a la agresión que tiene el fin de educar, poner límite, corregir conductas; y maltrato y abuso cuando la intención es agredir, golpear, lastimar. Pero aún cuando reconocemos esta distinción, consideramos que el castigo es una forma de violencia", sentencia Lucía Losoviz, representante argentina de la organización.

"No creemos que sea un problema exclusivamente doméstico sino una violación a los derechos del niño y nos preocupa que esté tan arraigado en la sociedad. Es tan normal que ni siquiera se lo percibe como violencia", sigue Losoviz, quien fundamenta su diagnóstico en la información recogida en los talleres que realizó Save The Children en el país en 2003 y 2004. "Todos los que asistieron (adultos, de nivel educativo medio alto) dijeron haber sido castigados físicamente y lo recordaban como algo doloroso, disparador de emociones como rabia, impotencia y humillación".

El mensaje más fuerte que el castigo físico imprime en un niño es que la violencia es un comportamiento aceptable y que está bien que alguien use su fuerza para someter al más débil. "Creemos que no es un instrumento legítimo de autoridad y lo consideramos un abuso de poder —subraya Losoviz—. No es casual que a los 13 años les dejen de pegar, porque a esa edad les pueden devolver el golpe y buscan otras maneras de resolver los problemas".

El debate sobre si el castigo físico debe ser considerado una violación a los derechos del niño, o un problema doméstico, está instalado en los organismos internacionales. "Los gobiernos deberían prohibir toda forma de violencia en la crianza de los niños. Nadie debería sugerir que un cierto grado de violencia es aceptable", sostiene Jaap Doek, presidente del Comité de los Derechos del Niño de la ONU.

La pregunta se impone: ¿por qué la violencia es condenada en el mundo adulto pero sigue siendo aceptada como medio disciplinador en la caso de los niños?

CÓMO ES EL MARCO LEGAL

En todo el mundo, son menos de veinte los países que prohibieron cualquier forma de castigo infantil: Suecia fue pionero, seguido por Finlandia, Dinamarca, Noruega, Austria y Chipre.

En la Argentina, el castigo corporal es legal en el ámbito familiar conforme a la legislación nacional. El Código Civil establece la facultad de los padres de corregir o hacer corregir moderadamente la conducta de sus hijos menores y adjudica a los jueces la facultad y el deber de "resguardar a los niños de las correcciones excesivas". De todos modos, los niños no tienen facultad para denunciar maltrato o castigos físicos (debe hacerlo un mayor). Y no son considerados sujetos plenos de derecho: no pueden proteger sus derechos por sí mismos sino que dependen de los adultos.

La nueva ley de Protección Integral de los Derechos del Niño, que supone un importante avance, tampoco prohíbe el castigo físico.

Los estudios realizados en el país y en el mundo sobre castigo físico y abuso, arrojan que los niños y adolescentes discapacitados son los más vulnerables y las principales víctimas de la agresión física.

"EDUCA NO PEGUES": Recomendaciones para padres


La preocupación por el castigo físico escala posiciones en las agendas de los organismos internacionales. La ONG Save The Children lanzó la campaña "Educa, no pegues", que aporta algunas sugerencias sobre qué hacer en lugar de pegar.

"El objetivo es erradicar el castigo físico en la crianza y difundir alternativas que promuevan herramientas más eficaces y menos dañinas para poner límites a los niños. El castigo físico daña su autoestima, lo humilla y lo entristece. Hay formas positivas de educar, corregir y disciplinar a los chicos que son más beneficiosas para su desarrollo", comenta Lucía Losoviz, representante de la ONG en la Argentina.

Entre las sugerencias, la campaña propone: estimular las buenas conductas a través de recompensas (que pueden ser afectivas y no exclusivamente materiales), recurrir a otras formas de castigo sin violencia (enviarlos al cuarto, dejarlo sin ver a los amigos o sin salida, prohibirles la televisión, la computadora o algo que les guste, darles tareas extras o tareas hogareñas, dejarlos sin recreo), mostrarles a través del diálogo que están equivocados (ver:
http://www.acabarcastigo.org/).

Generación tras generación se ha dicho que un chirlo o un coscorrón a tiempo evita la malcrianza, pero ese mito se estrella contra las recomendaciones. Cuando los padres advierten que los hijos no internalizan las reglas y límites, irrumpe en ellos un sentimiento de impotencia e intolerancia que creen aliviar violentándose. Pero el golpe sobre el cuerpo de un hijo no refleja más que la frustración del adulto frente al niño que no reconoce en él una palabra de autoridad, una situación que es responsabilidad exclusiva del adulto. El golpe sobre el cuerpo frágil de un chico no es más que el abuso de poder que ejercen los padres que no logran hacer de su palabra algo eficaz.

Una de las consecuencias más graves del castigo físico es que legitimiza la violencia como una pauta adecuada de autoridad. Un adulto que pega es alguien que fracasa en su posibilidad de anticipar, limitar y simbolizar. Los adultos tenemos la responsabilidad de ejercer la autoridad y de ponerles límites a los niños porque es un modo de cuidarlos, pero el que maltrata no sólo no cuida a los hijos sino que los deja más expuestos. Y se desautoriza en el mismo acto de pegar.


Los adultos no somos claros en los mensajes que transmitimos a los niños: un día aceptamos ciertas cuestiones que otro día, cuando estamos más cansados, nos resultan intolerables. Eso genera mensajes contradictorios. Aumentar los espacios de diálogo es una manera de reducir la violencia.

QUÉ PUEDE SUCEDER CUANDO NO SE PONEN LÍMITES?






El niño que no aprende que existen límites en sus actos y deseos, que todo quiere y que todo puede, podrá desarrollar un cuadro de dificultades que se van instalando paso a paso:


DESCONTROL EMOCIONAL, ATAQUES DE RABIA

Es normal en niños pequeños hasta 5 o 6 años como mucho. Cuando nace, el niño es hedonista (busca permanentemente su placer y la atención inmediata de sus deseos y necesidades) y egocéntrico (tanto el bebé como el niño pequeño tienen la idea de que el mundo gira a su alrededor, de que todas las personas y cosas existen para satisfacer sus deseos).

Además de estas dos características, no sabe ni puede saber lo que es correcto e incorrecto. Se espera que cada padre y madre paulatinamente vaya mostrando a sus hijos, en cualquier circunstancia lo que se puede y lo que no se puede hacer. La escuela es una institución que colaborará mucho en éste sentido, pero nunca podrá sustituír la responsabilidad de los padres. Cuando los papás establecen límites de a poco, aprobando e incentivando las actitudes positivas y mostrando las negativas, el niño aprende, va consolidando su proceso de socialización (capacidad para convivir). Pero a veces por falta de seguridad, miedo o no saber qué hacer, los papás dejan de lado esto. Entonces ¿Qué ocurre? Por lo general, el niño comienza a tener dificultades para aceptar cualquier tipo de límites.

En los primeros meses de vida, un bebé que tiene hambre no para de llorar hasta que la mamá le da el pecho; poco a poco, con el tiempo, llora con menos intensidad y sólo se inquieta cuando ve el pecho de la madre o el biberón, reconociendo que su alimentación está próxima. Lentamente el bebé va abandonando el llanto descontrolado y lo transforma en actitudes más comunicativas, para mostrar sus necesidades. Al año ya sabe pedir su alimento. De a poco ha descubierto la palabra y naturalmente aprende a pedir, solicitar, en vez de gritar.

El niño que no es orientado por sus papás, que cuando llora o reclama es atendido en todo, tiende a perpetuar éste tipo de conductas. El consigue que sus padres sean más flexibles en el tema de los límites, va aprendiendo a controlar y manejar las situaciones.

Es de esperar que a través de un proceder adecuado de los padres y de la socialización, el niño vaya sustituyendo aquellas conductas de inicio de vida propias de quien no conoce otra forma de actuar.


DIFICULTAD CRECIENTE DE ACEPTACIÓN DE LÍMITES

Sin orientación y obteniendo atención cada vez que grita, patalea...el niño va adoptando esa mecánica como modo de comunicación y control del mundo y de las personas. Cuando comienza a ir a la escuela por ejemplo, tiende a rechazar cualquier marcación a sus acciones.

Si frente a cada acción que no corresponde los padres reaccionan de una manera similar, poco a poco el niño dejará de comportarse así. A ningún chico le gusta que lo miren con cara de desagrado o disgustado, si puede recibir sonrisas y aprobación. No esperemos resolver todo en dos semanas, es de a poco, lo importante es la firmeza en los papás, la perseverancia y la seguridad!

Educar es enfrentar un nuevo desafío cada día. Cada situación tiende a repetirse muchas, muchas veces, transmutada en otras formas pero con la misma esencia. El ser humano por naturaleza, desea sentirse amado, aprobado, elogiado. Esto debe ser considerado para formar mejor a los chicos, ya que el elogio que proviene de la madre o el padre es el que más valoran.

TRASTORNOS DE CONDUCTA; FALTA DE RESPETO A LOS PADRES, COMPAÑEROS Y AUTORIDADES; DIFICULTAD PARA CONCENTRARSE, PARA HACER LAS TAREAS, BAJO RENDIMIENTO

Recapitulemos, el niño nació, se le brindó cariño, atención y afecto, sabemos que el AMOR no puede faltar nunca. Por otro lado, también se lo atendió en todo, hubiese o no motivo para satisfacer su deseo.

Así fue creciendo y creciendo, padre, madre, abuelos sólo existían para satisfacer sus deseos. De esta manera se fue dando cuenta de que podía interrumpir a quien estuviera hablando, lograr que le compraran lo que quería, dormir en la cama con sus papás, bañarse después del programa de televisión, no sentarse a la mesa para comer, hacer las tareas antes de irse a la cama a dormir....Al principio satisfacer sus deseos parecía maravilloso, para el niño y para sus padres, pensaban que de ese modo le estaban dando mucho amor...

Es comprensible que un niño que tuvo durante años tantos privilegios, luche para que esa realidad no cambie. Cuando el niño tiene siete u ocho años, o antes, los papás descubren que criaron a una personita que no saben cómo manejarla, verifican que muchos amigos, vecinos...no lo invitan para evitar, debido a sus caprichos, ciertas situaciones.

Entonces esos papás se miran uno al otro, asustados, no saben qué hacer frente al pequeño eternamente insatisfecho, mandón, dispuesto a pelear por todo. Llegado a éste punto, no tienen más autoridad sobre él, no logran que estudie, que hable de manera educada, que tolere las cosas. Las maestras se quejan y los padres son llamados para hablar de su bajo rendimiento escolar porque no se concentra, no hace las tareas, no obedece. Estaré exagerando?

El niño con problemas de límites tiene una percepción deformada del otro. Sólo él importa, su deseo, su bienestar, su placer. Su egocentrismo, natural en los primeros años de vida pero que debería ir disminuyendo, por el contrario, sólo aumenta, se torna cada vez más fuerte.

Las consecuencias son muchas, y con frecuencia, graves:

-desinterés por el estudio

-falta de concentración

-falta de capacidad para soportar cualquier dificultad mínima, frustraciones y contrariedades

-falta de respeto a los otros, compañeros, autoridades en general

AGRESIONES FÍSICAS CUANDO ES CONTRARIADO, FALTA DE CONTROL, PROBLEMAS DE CONDUCTA

Si los padres intervienen en forma temprana, con firmeza pero con mucho afecto, el niño aprenderá a respetarse y a respetar a los otros, se irá entrenando en el difícil arte de dialogar, aprenderá a luchar por sus derechos sin necesidad de agredir, ni ofender. Pero si los papás no intervienen habrá grandes probabilidades de que el niño comience a tener dificultades de conducta y adaptación social, situación que será muy compleja.

Si a esto le sumamos una personalidad agresiva con baja autoestima, falta de seguridad, el panorama es actuar con rapidez.

Quién de nosotros no se horroriza cuando escuchamos jóvenes que pegan a compañeros, alumnos que agreden a profesores?

Si reflexionamos sobre las etapas descriptas, podemos ver que existe una relación directa entre la falta de límites y esa manera distorsionada de ver el mundo, que puede conducir al alcohol, a las drogas...

Por todos estos motivos es muy importante darle a los niños las herramientas necesarias para que se relacionen de manera adecuada con el mundo, para que puedan ser ciudadanos responsables y conscientes de sus deberes y derechos, y no criaturas egocéntricas, hedonistas, sin capacidad de luchar ni de tolerar frustraciones.