Juguemos, dónde y con quién?

Desgraciadamente para los niños, sus juegos se han convertido en una posibilidad enorme de consumo, explotada por una industria a la que poco le importa su buena o mala adecuación, su eventual peligrosidad. Nunca los niños tuvieron tantos juguetes y nunca se han mostrado tan aburridos.

Capítulo aparte serían los juegos electrónicos, las consolas y los videojuegos, que acaparán la atención y el tiempo de los niños, sustituyendo los principios fundamentales del juego y creando en muchos casos auténticas adicciones. Lejos de favorecer la creatividad, la sociabilidad, el desarrollo físico...utilizan al niño para crearle necesidades, introducirlo en un mundo agresivo y violento, donde casi todo vale con tal de ganar.
La computadora tiene muchos aspectos positivos y abre muchas posibilidades, utilizada correctamente constituye una gran ayuda. Pero no deben ser máquinas de juegos indiscriminadas que aíslan y favorecen la pasividad del niño. Es frecuente escuchar en los papás que no saben cómo sacar a su hijo de esos "juegos", ni hablar en los adolescentes.
El juego es vital para los niños, favorece su desarrollo y maduración; aprenden a crear, imaginar, pensar, razonar, trabajar en equipo, ayudar a sus compañeros, buscar soluciones...les enseña a saber ganar y a saber perder, a disfrutar y a sentir.
El niño no necesita juguetes para jugar, esto explica porque hay tantos chicos aburridos a pesar de que están literalmente invadidos por juguetes. Ellos inventan juegos a partir de los objetos más sencillos. Si hacemos memoria, seguramente recordaremos juegos que inventábamos en nuestra infancia.
Cuando los niños piensan, inventan, exploran, descubren...además de favorecer su desarrollo, nos muestran cómo se encuentran en esos momentos, lo que los preocupa, lo que los inquieta, los asusta o motiva...ellos suelen ser muy espontáneos en sus juegos y con frecuencia tratan de resolver los conflictos que padecen en esos momentos; por ello muchas veces insisten e insisten en determinados juegos, ensayan y ensayan situaciones, persisten hasta que agotan sus posibilidades.
A través del juego pueden asimilar la importancia de respetar las reglas, de conocerse a sí mismo, de saber sus limitaciones y sus puntos fuertes. Debemos partir de su interés no del nuestro, serán ellos lo que nos digan a qué quieren jugar. Intervendremos cuando los veamos poco imaginativos o apáticos, en esos casos haremos aportaciones que favorezcan su desarrollo, que estimulen su imaginación, su creatividad.
Llenar el día hasta el extremo de que no tenga tiempo para jugar en casa no sirve, generaciones anteriores no sufrimos eso, más bien favorezcamos el juego, observemos sus conductas y nos mostrarán lo que necesitan.
"Si dejamos que salga ese niño que todos llevamos dentro", seremos una compañía muy valiosa en los juegos y tendremos a nuestro alcance uno de los medios más eficaces para conocer a los niños y favorecer su desarrollo.
Nos será muy útil dejarnos llevar y disfrutar de nuevo de los juegos. Si tenemos problemas de comunicación con los niños, el juego será un gran vehículo para restablecer el diálogo.

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