LA PRESENCIA DEL PADRE



La pérdida del vínculo único con la madre y la necesidad de un tercero determinan una nueva primacía de necesidades en la vida del niño: ya no le basta su madre para el desarrollo, necesita un padre. Pero no es suficiente la presencia del padre para el niño, también es necesario que aquél encuentre una forma de comunicación con él que responda a las necesidades de paternidad del pequeño, que, si bien se parecen a las de maternidad, tienen matices diferentes.
Un padre que puede bañar al hijo, darle alimento, jugar con él, salir con él, es importante. Lo es más aún el rol que cumple reforzando su unión con la madre y ofreciendo al hijo la pareja como fuente de identificación.
Si el hombre o la mujer no pueden superar su rivalidad frente al hijo, y sienten que al dar afecto al niño están impidiendo que el otro lo exprese, pueden inhibirse en sus funciones.
Las consecuencias de la carencia paterna son tan graves como las de la materna.

1 comentario:

Anónimo dijo...

El padre es importante desde el comienzo, creo que durante los primeros años la necesidad de su presencia es absoluta.No se trata de que se transforme en un padre-madre, puesto que sin lugar a dudas, un padre no se encarga del hijo del mismo modo que la madre.
Pero el amor y los cuidados tempranos han dejado de ser exclusividad de las mujeres y, han empezado a sumarse nuevos padres, que sin temor a perder su virilidad, participan desde el comienzo, en la crianza de sus hijos. Les dan la mamadera, los bañan, les cambian los pañales. Lo nuevo es que lo hacen voluntariamente y con placer. Muy buen Blog, Alicia.