- Enseñar que todos tienen los mismos derechos.
- Lograr que el niño comprenda que sus derechos acaban donde comienzan los derechos de los otros.
- Decir sí siempre que sea posible y no siempre que sea necesario.
- Mostrar que muchas cosas pueden hacerse y que otras no pueden hacerse.
- Ayudar al niño a que vea el mundo con una connotación social (con-vivir) y no apenas psicológica (mi deseo y mi placer son las únicas cosas que me interesan).
- Enseñarle a tolerar pequeñas frustraciones y desarrollarle la capacidad de ser paciente.
- Evitar que crea que todos tienen que satisfacer sus mínimos deseos. Si eso no ocurre, no conseguirá superar la menor contrariedad, su tolerancia a la frustración será muy baja.
- Saber discernir entre lo que es una necesidad y lo que es apenas un deseo.
- Dar el ejemplo.
ARTÍCULOS, ORIENTACIONES, REFLEXIONES PARA PADRES, DOCENTES Y PROFESIONALES
Poner límites es...
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