Es habitual un determinado juego a los cuatro años? Responde a su edad cronológica? Qué es adecuado regalarle a un bebé de ocho meses? Es posible, para evitar celos, hacer el mismo regalo a un hijo de dos años que al de cuatro? Por qué no juegan algunos niños? Por qué sólo pueden jugar con un juguete determinado y a un solo juego con gran monotonía? Por qué hay otros niños cuya actividad es puramente motriz, que se mueven durante todo el día pero cuyo movimiento es un verdadero juego?
A qué edad aparece el primer juego?...Por qué a una determinada edad, en un niño de desarrollo normal, siempre aparece el mismo juego, el de las escondidas por ejemplo, que es idéntico en todas las partes del mundo y se inicia entre los cuatro y cinco meses? Por qué aparece éste juego y no otro a una edad determinada, por qué hay niños en los cuales no aparece y éstos siempre presentan trastornos.
Al decir de Freud, un niño juega no sólo para repetir situaciones placenteras sino también para elaborar las que le resultaron dolorosas o traumáticas.
Siguiendo a la fascinante Arminda Aberastury, dice, "para mí el descubrimiento fundamental fue que todo bebé pasaba, entre los siete y doce meses, por un período en el que la genitalidad era muy importante y tenía sus formas de descargas adecuadas. Entre ellas, una de las más significativas era el juego, pero no un juego cualquiera, sino uno muy específico: meter y sacar cosas, llenar contenidos con pequeños objetos, explorar agujeros..."
El juego ofrece al bebé una larga serie de experiencias, el juguete posee muchas de las características de los objetos reales, pero por su tamaño, por su condición de juguete, por el hecho de que el niño ejerce dominio sobre él porque el adulto se lo otorga como algo propio y permitido, se transforma en el instrumento para el dominio de situaciones penosas, difíciles y traumáticas. Por otra parte, es reemplazable y le permite repetir a voluntad situaciones que le resultaron placenteras o dolorosas pero que no puede reproducir por sí solo en el mundo real.
Freud fue el primero en descubrir este mecanismo psicológico del jugar cuando interpretó el juego de un niño de 18 meses. El pequeño hacía aparecer y desaparecer un carretel, tratando así de dominar su angustia frente a la aparición y desaparición de su madre, simbolizada por el carretel, y al mismo tiempo echarla sin peligro de perderla, el carretel volvía cuando él lo deseaba.
Al jugar el niño desplaza al exterior sus miedos, angustias y problemas internos, dominándolos mediante la acción. Repite en el juego todas las situaciones excesivas para su yo débil y esto le permite, por su dominio sobre objetos externos y a su alcance, hacer activo lo que sufrió pasivamente, cambiar un final que le fue penoso. Puede repetir muchas veces esa experiencia, puesto que el psiquismo dispone de una capacidad denominada "compulsión de repetición" que impulsa a la persona a reiterar las situaciones no elaboradas y tiende a que pueda llevarlas cada vez más a la conciencia.
A través de la actividad lúdica el niño manifiesta sus conflictos y de este modo podemos reconstruir su pasado, así como en el adulto lo hacemos a través de las palabras.
Huizinga en su libro sobre el juego dice que éste se halla en la base de la cultura, Arminda Aberastury agrega que
el juego del primer año de vida da las bases del juego y las sublimaciones de la infancia, y no sólo eso, sino que conduce al juego de amor.